Hasta hace poco era una práctica habitual, aquí y en muchos lugares cuando se casaba el hijo o la hija y se necesitaba una nueva vivienda, entre las familias del pueblo se ayudaban para construirla. Si a un ganadero le entraba el lobo o a un agricultor el jabalí, la comunidad colaboraba para ampliar o hacer una nueva cerca. El mantenimiento de las acequias era una tarea colectiva. Las inversiones necesarias, domésticas o del pueblo, se hacían realidad con ayudas del hoy por mí, mañana por ti, una ‘deuda’ siempre posible de satisfacer.
Y sin darnos cuenta, todas y todos somos ya mucho más individualistas y tenemos una economía capitalista que reemplazó tangibles esfuerzos colectivos por préstamos o créditos bancarios de monedas virtuales. Las empresas se expanden a base de créditos, los bancos, para ganar más, se endeudan con otros bancos y los estados emiten deuda pública para mantener funcionando el supuesto bienestar. No parece existir ningún límite físico a la hora de ampliar esta bolsa de deuda, nos hemos creído que su crecimiento puede ser infinito.
Mantenemos un edificio económico sostenible para unos pocos, sin sustento para la mayoria. En el ático está instalada la economía especuladora que, al vertiginoso ritmo de la avaricia, exige a la economía productiva del entresuelo, que traslada las demandas a la Naturaleza (la planta baja y el subsuelo) la cual no puede ofrecer EL SUSTENTO con los recursos ecológicos suficientes que le piden quemar en la caldera del edificio: es material y energéticamente imposible producir a ritmos tan infernales.
Y ya tenemos ejemplos como EEUU colapsado por no poder afrontar la deuda que ha supuesto tener las calderas a toda máquina; o multinacionales como Pescanova que no podrán pescar merluzas o lenguados al ritmo que les exige los intereses de su endeudamiento; e incluso empresas como Panrico, con grandes ventas, no encontrará consumidores de donuts suficientes para su recuperación.
Dice la Historia que la primera señal de agonía de cualquier imperio es la entrada en decadencia de sus dioses. ¿Para cuando la decadencia del desarrollismo y el consumismo? Pongamos nuestro granito de arena para cambiar el paso: Una buena gestión en este sentido ayuda a:
- Rebajar la Huella Ecológica,
- a reducir el cambio climático,
- a utilizar los recursos Cercanos, Renovables y Saludables,
- osea por asegurarnos el Sustento.
Porque en estas condiciones ¿que necesidad tenemos? de utilizar recursos que a la larga nos perjudiquen, que sean costosos y lejanos, que esquilmen los recursos que disponemos en la zona y que sean tóxicos y contaminantes.